Rodeando a la Catedral, el viejo barrio, con sus edificios de extraña arquitectura, constituye el barrio Gótico en la ciudad de Barcelona.
Es un barrio que con una arquitectura antigua, fue construido recientemente, un poco antes de 1900, la intención de estilo medieval con toques de modernidad le dan un aire peculiar, que no deja espacio a la melancolía, sino al asombro y en algunos casos, para almas sensibles, a cierto aire monumento.
La intención lograda, es que el visitante al barrio tiene la sensación que a la vuelta de la esquina encontraremos a Drácula, efecto logrado con la intención turística.
La localización, antes algo abandonada por la dificultad de su acceso, era como la puerta trasera de un bar, con falta de higiene y normas de urbanismo, era un espacio barato ocupado por obreros, prácticamente abanado por los servicios de mantenimiento.
Hasta que se decidió su transformación, ahora un espacio de lujo cosmopolita, en el que se pude vivir una experiencia particular, favorita del turismo.
Aunque está localizado en el barrio más antiguo de la ciudad, es una ciudad creada para su objetivo en pleno siglo XX, se encuentra en el Monte Táber, con centro neurálgico en San Jaime.
La estructura del barrio necesitó un derribo de murallas, ya que originalmente era un laberinto de calles agrupadas que le daba nombres a los distintos micros barrios en los que estaba dividido. Santos Justo y Pastror, Santa María del Pi y otros, La Catedral y sus alrededores es lo que hoy se conoce como el barrio Gótico.
Es un buen ejemplo de monumentalización de una ciudad, con fines turísticos, bien logrado.
Justo esta intencionalidad promueve controversias sobre su autenticidad, pues se considera que por ser una planificación moderna, aunque con arquitectura antigua, no se le puede asignar el nombre de Gótico. Controversia que poco le importa a los millones de turistas y locales que le dan vida diariamente.
La importancia artística, se sobrepone a toda discusión.